El Vaticano anuncia una “Asamblea eclesial” sin precedentes
En un documento, el Cardenal Grech anuncia un nuevo "proceso sinodal"... que no tiene cómo escapar a la burocracia
El Cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo de los Obispos (Foto: Vatican News)
El Secretario General del Sínodo ha enviado a todos los obispos del mundo una carta aprobada por el Papa Francisco, en la que convoca a un minucioso y estructurado "proceso de implementación del camino sinodal". Este itinerario iniciará en abril de 2025 y, tras un seguimiento riguroso por parte de la Secretaría del Sínodo, culminará con una "Asamblea eclesial" en el Vaticano en octubre de 2025.
¿Qué es exactamente una Asamblea Eclesial? Ni siquiera el Cardenal Grech tiene una respuesta definitiva. Lo que está claro es que se trata de una reunión mundial que guarda similitudes con un Sínodo, pero evita esa denominación, ya que los sínodos son, por definición, encuentros de obispos. En cambio, esta Asamblea pretende ser un "parlamento" eclesial donde todas las voces tengan igual peso.
¿Cuál será el valor magisterial de las conclusiones de esta Asamblea? Por ahora, la carta del Cardenal Grech no ofrece claridad al respecto.
El cronograma
La carta establece un cronograma estricto que todas las diócesis y eparquías (jurisdicciones de las Iglesias orientales católicas) deberán seguir:
Marzo de 2025: Anuncio del proceso de acompañamiento y evaluación.
Mayo de 2025: Publicación del Documento de apoyo con indicaciones para la fase de implementación.
Junio de 2025 - diciembre de 2026: Desarrollo de itinerarios de implementación en las Iglesias locales y sus agrupaciones.
24-26 de octubre de 2025: Jubileo de los equipos sinodales y de los órganos de participación.
Primer semestre de 2027: Asambleas de evaluación en diócesis y eparquías.
Segundo semestre de 2027: Asambleas de evaluación en conferencias episcopales nacionales e internacionales, estructuras jerárquicas orientales y otras agrupaciones eclesiales.
Primer semestre de 2028: Asambleas continentales de evaluación.
Junio de 2028: Publicación del Instrumentum laboris para la Asamblea Eclesial de octubre de 2028.
Octubre de 2028: Celebración de la Asamblea Eclesial en el Vaticano.
Las dificultades de la implementación
El gran desafío de este proceso es cómo evitar que se convierta en una pesada carga burocrática para las diócesis. En una entrevista con Vatican News, el Cardenal Grech trata de anticiparse a esta crítica:
"Este camino de implementación es desafiante no porque requiera agregar más actividades para los ‘trabajadores pastorales’, particularmente para los ministros ordenados, instituidos o defacto ... El sentido del camino que la Secretaría del Sínodo propone a las Iglesias locales no es añadir trabajo a trabajo para responder a las peticiones que vienen de fuera o de arriba, sino ayudar a las Iglesias a caminar en estilo sinodal..."
Sin embargo, las buenas intenciones no bastan. El nuevo paso del “camino sinodal enfrenta problemas reales:
El peso burocrático: La carta menciona que "a finales de mayo, enviaremos a las Iglesias ulteriores comunicaciones con más detalles sobre la metodología y las modalidades operativas del itinerario". Esto implica reuniones adicionales, que no se desarrollarán al estilo de cada diócesis, sino bajo directrices específicas, lo que inevitablemente se traduce en más carga de trabajo y tiempo.
El mensaje de vigilancia a los obispos: A través del cronograma y las metodologías establecidas, la Secretaría del Sínodo deja claro que estará observando de cerca el compromiso de cada diócesis. En particular, la carta advierte a las "Diócesis que hasta ahora han invertido menos en el camino sinodal" que esta es "la oportunidad de recuperar los pasos aún no dados y de formar, a su vez, equipos sinodales".
La falta de interés generalizado: Ni la carta ni la entrevista del Cardenal Grech abordan el problema del escaso entusiasmo que el "camino sinodal" ha despertado en la Iglesia universal. La realidad es que solo un 1% de los católicos ha participado en el proceso. Además, el concepto de "modo sinodal" es difuso e impreciso, y las controversias teológicas y morales que marcaron la primera reunión sinodal en 2023 han aumentado la desconfianza. Además, incluso los obispos dispuestos a explorar este camino enfrentan urgencias pastorales que hacen que el esfuerzo requerido parezca desproporcionado respecto a los beneficios tangibles. En otras palabras, la inversión de energía no justifica el retorno esperado.
El "proceso de implementación del camino sinodal" anunciado por el Cardenal Grech se presenta como una iniciativa ambiciosa que busca transformar la manera en que la Iglesia ejerce su colegialidad. Sin embargo, su estructura meticulosa y su dependencia de un complejo engranaje burocrático plantean interrogantes sobre su viabilidad.
Podríamos decir que “el tiempo lo dirá”. Pero considerando el esfuerzo masivo que implica en tiempo, personal y recursos económicos, no estaría de más preguntarse si no vale la pena buscar la renovación de la Iglesia universal con los métodos que históricamente siempre han funcionado: retomar el llamado a la santidad y apostar menos a estructuras eclesiales, por más novedosas que parezcan.